PIETER BRUEGHEL "EL VIEJO"


El triunfo de la Muerte, de Brueghel, 1572. (Madrid, Museo Nacional del Prado) 


Archivo fotográfico Los Valientes Duermen Solos
PIETER BRUEGEL "EL VIEJO" (Bruegel, Bélgica, 1525 - 1569)
LA CRUELDAD DEL MUNDO Y EL TRIUNFO DE LA VIDA

BIBLIOGRAFIA
▪ FRITZ GROSSMANN, Bruegel, the paintings. Londres: Phaidon Press (1955)
▪ ALFONSO E. PEREZ SÁNCHEZ, Museo del Prado. Barcelona: Océano (1974)
▪ VALERIANO BOZAL. Triunfos, muerte y vida. Madrid: Abada (2010) 
ENCICLOPEDIA ONLINE
MEDIATECA


BRUEGUEL
EL TRIUNFO DE LA MUERTE

"Quizá sea Brueghel el Viejo el último gran maestro que utiliza una técnica y un punto de partida semejantes de algún modo al mundo de los primitivos. Sin embargo, y aunque se le suele recordar como pintor de escenas populares y humorísticas exclusivamente, hay que ver en él una carga intelectual, honda y rica, que le enlaza con la preocupación ética y satírica de los humanistas nórdicos. Se expresa a veces a través de fantasías que reviven el espíritu de El Bosco, o en cuadros aparentemente de género, donde se plasman canciones, juegos, refranes y sabiduría popular con caracter casi didáctico, elevado, como se ha dicho, al nivel de la contemplación serena y estoica de un Montaigne. Protegido de la nobleza y de las clases cultas, es el ilustrador perfecto de un mundo donde la preocupación ética se viste del ropaje callejero con una libertad y subjetividad que son, también manierismo, a su modo. El asunto de esta bellísima tabla es enteramente medieval: la danza de la muerte, con su patética invitación igualitaria y su gozosa complacencia en el desfile de los poderosos,  especie de rebeldía última de los oprimidos. Ni firmada ni fechada, es sin duda obra de plena madurez, hacia 1560. Sus fuentes textuales son, aparte de de la citada tradición medieval, el Apocalipsis (el "caballo pálido") y el Eclesiastés, tal como atestigua una copia con rótulos de esos textos conservada en Bruselas. Brueghel concibe la muerte como un ejército que avanza y encierra a la Humanidad en una trampa, cuya única salida es el ataúd. Un desolado paisaje de violencia es el escenario de esta fatal escaramuza, donde los poderosos del mundo, obispos, cardenales, reyes y caballeros, libran su combate singular con esqueletos: con su propia e irremediable muerte. Sólo los enamorados siguen su dúo amoroso sin advertir cómo la muerte juega ya el contrapunto a su ciega melodia. La vibración del dibujo, prieto y preciso, comunica una intensa crispación a los múltiples personajes, y el color cálido y refinadísimo, animado por toques de intensos rojos, verdes o amarillos, hace de la tabla algo inolvidable, de fuerza casi hipnótica. "
▪ ALFONSO E. PEREZ SÁNCHEZ, Museo del Prado. Barcelona: Océano (1974)


BRUEGHEL
PAISAJISTA Y SATÍRICO

"En su ya célebre "La cultura popular" en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, escribe Bajtin que "la época de Rabelais, Cerbantes y Shakespeare, representa un cambio capital en la historia de la risa. La época a la que se refiere es lo suficientemente amplia como para permitirse introducir en ella la obra de Bruegel, no sólo porque pertenezca a esa época, también, ante todo, porque ese "cambio capital" se produce en el curso de su evolución, en el seno mismo de su obra. Pieter Bruegel (1525/1530-1569) fue inicialmente un pintor de paisajes, viajó a Italia en 1552, fecha en la que se encontraba en el sur de la Península, realizó un dibujo con una Vista de Reggio di Calabria (Róterdam, Museum Boymans-van Beuningen), en la que representaba un incendio provocado por los ataques turcos que tuvieron lugar ese año. También pintó una vista de El puerto de Nápoles (Roma, Galleria Doria), y cabe suponer que en Palermo conoció el fresco Il triunfo del Morte, del Palazzo Sclafari, que suele considerarse como el antecedente de El triunfo de la Muerte (1562) conservado en el Prado. Sabemos que el año siguiente, en 1553, se encontraba en Roma, pues en un aguafuerte realizado por Joris Hoefnagel según dibujo de Bruegel podemos leer "Petrus Bruegel fec: romas Aº 1553". Otros datos que nos permiten  conocer algunas de las actividades del artista los encontramos en el inventario de Giulio Clovio, que había vuelto a Roma en 1553 y que estuvo  en la ciudad cerca de tres años. En este inventario se mencionan dibujos de Bruegel, una pintura de paisaje -"un quadro di Leon di Francia a Guazzo di mano di Mo Pietro Brugole"- y una miniatura a propósito de la cual se menciona una posible colaboración entre Bruegel y Clovio: "un quadretto di miniatura la meta fatto per mano sua et altra da Mo Pietro Brugole". Las referencias que encontramos en el inventario de Clovio, la actividad de éste, las pinturas y los dibujos conservados, nos indican que Bruegel es en estos años un pintor de paisajes. Como tal paisajista realizará inmediatamente después (1555-1556) una serie de doce grandes paisajes grabados en el taller de Hyeronimus Cock. Me parece importante recordar ahora esta actividad de Bruegel, pues, por lo general, tiende a pasar desapercibida dado el éxito que obtuvieron las estampas realizadas a partir de los dibujos con temas moralizantes próximos a El Bosco. Los paisajes son testimonio de una atención a la naturaleza, y a la vida que en ella se desarrolla, que Bruegel no olvidará nunca. Aunque no existen documentos que nos permitan establecer con exactitud el trayecto de vuelta de Bruegel , cabe sugerir su ruta sirviéndonos de los dibujos que realizó durante el camino, algunos de los cuales se utilizaron para estampas posteriores. El artista volvió por Suiza, atravesó el valle del Tesino, San Gotardo, el Lago Mayor, Innsbrick y la Saboya. En una estampa sobre San Jerónimo en el desierto, realizada al aguafuerte y con buril, en la que se lle "brueghel Inue" y "h. coco excu.", es evidente el recuerdo del Lago Leman y las montañas de la Saboya. Los dibujos conservados muestran la pericia del artista en el desarrollo del género: grandes espacios con montañas y ciudades, ríos, riachuelos y pequeñas ermitas, y abundantes detalles anecdóticos con algunos campesinos que realizan su trabajo, sus casas, etc. A la vista de todos estos dibujos, paisaje alpino y que trataba de destacar su grandeza de una manera que tenía pocos precedentes en el arte anterior. Es cierto que en algunos de estos paisajes introduce motivos religiosos e incluso escenas de santos y anacoretas, siguiendo en este punto las convenciones establecidas al respecto, pero la fuerza de la naturaleza es muy grande, domina su poder y lo agreste de los lugares representados no es, sin embargo, agresivo. Como era ya tradición en los artistas flamencos, Bruelgel es extraordinariamente minucioso, pero su detallismo nunca llegaba a fragmentar la unidad de la escena. La coherencia de ese detallista viene determinada por un punto de vista lejano, muchas veces elevado, "vista de pájaro", que permite una visión del conjunto como algo grandioso en si mismo. Bruegel estaba en Ámsterdam en 1555 trabajando para el taller de Hyeronimus Cock, llamado "A los Cuatro Vientos", un taller que editó también obras de Philippe Galle, Pieter Van del Heyden, Jean Wierix, eco., y fue en el siglo XVI uno de los centros difusores de la iconografía de El Bosco. Bruegel realizó un dibujo según El Bosco: El pez grande se come al chico (1555, Viena, Albertina), un motivo que parecerá en muchas otras estampas y también en El triunfo de la Muerte. A la vez, sin embargo, realizó un dibujo sobre el tema ya mencionado, San Jerónimo en el desierto, a partir del cual Cock realizó su estampa: el paisaje, la naturaleza que se extiende en lontananza, los riachuelos, los montes y los caminos, los árboles y la vegetación toda, el firmamento, son los verdaderos protagonistas de la imagen; la figura de santo, en muy reducido tamaño, aparece en el ángulo inferior izquierdo, y, si bien es cierto que armoniza con el paisaje en la manifestación de la divina providencia y el culto que se le debe -siguiendo las pautas convencionales-, también lo es que el santo puede identificarse con cualquier campesino de los que aparecen en esta y otras estampas, siempre en pequeño tamaño y con alguna actividad manual concreta. En 1556, otro santo mereció la atención del artista: san Antonio. El dibujo que representa Las tentaciones de San Antonio (Oxford, Ashmolean Museum) sitúa la escena en un paisaje, pero el tratamiento del mismo tiene muy poco que ver con el paisajista y mucho con la fantasía moral de El Bosco: personajes grotescos, mezcla de bestias y de seres humanos, repugnantes muchos, y una vegetación que nada tiene de paisaje percibido y mucho de realidad soñada. La presencia de El Bosco es determinante."
 VALERIANO BOZAL. Triunfos, muerte y vida. Madrid: Abada (2010)

BRUEGEL Y EL BOSCO

"La fama del artista parece más a sus grabados sobre motivos de El Bosco que a los paisajes. En cualquier caso, entre 1557 y 1560 realizó una serie de estampas con dos temas muy propios del momento, los pecados capitales y las diferentes virtudes. A ellos cabe añadir, además de la citada, estampas de carácter autónomo cuyos dibujos se han conservado: El alquimista (1558), La feria de Hoboken (1559) y El Jucio Final (1558). Al proceder de esta manera, Bruegel no hacía más que atender a una demanda de estampas que copiaban motivos de El Bosco o se inspiraban en ellos. Pieter van der Heyden (1530-h. 1576) realizó algunas estampas según originales de El Bosco en el taller de Cock, si bien nunca redujo su repertorio temático a la representación de escenas moralizantes o infernales. Jan y Lucas van Doethcun realizaron también grabados similares a éstos en la segunda mitad del siglo XVI  y primeros años del siglo XVII. En el mismo taller, un anónimo flamenco realizó un Juicio Universal (Florencia, Galleria degli Uffizi) en la segunda mitad de l siglo XVI, que parece una composición ecléctica de motivos bosquimanos."
VALERIANO BOZAL. Triunfos, muerte y vida. Madrid: Abada (2010)


PINTURAS Y COSTUMBRES

"La pintura realizada por Brueghel en estas fechas articula el verismo costumbrista con la fantasía cómica. Una pintura como Proverbios flamencos (1559) da cuenta minuciosa de ochenta y cinco proverbios populares en los que, naturalmente, predominan personajes y escenas costumbristas, pero la fantasía no está ausente del primer proverbio, en los que encontramos figuras infernales con los característicos rasgos tópicos de su naturaleza bestial. El predominio de lo popular es muy claro y la fantasía se mueve siempre en los dominios de lo cómico, en la representación de figuras de mendigos y tullidos, borrachos, hombres y mujeres en el mercado, burgueses, etcétera. Al año siguiente, en 1560, realiza otra pintura con características semejantes, Los juegos de los niños: una escena abigarrada y llena de agitación con motivos independientes unos de otros en una ciudad con grandes extensiones urbanas y un paisaje a la izquierda. En todas esas pinturas, al igual que sucedía en las estampas con motivos de ferias y romerías, Bruegel se sirve de amplios espacios en los cuales disponer multitud de figuras, procurando destacar la independencia de una respecto de las otras y, de esta manera, sustituyendo la verosimilitud de una narración convincente por el didactismo de un inventario o catálogo de personajes, acontecimientos y costumbres. El espacio no es más que el "recipientenecesario para contener y disponer con claridad los diferentes motivos, el lugar donde situarlos o colocarlos. El uso de la perspectiva no tiene la pretensión de procurar una unidad convincente sino de la de crear un espacio en cuyas dimensiones puedan incluirse tantos acontecimientos. Desde el punto de vista de una eventual composición renacentista, ésta puede parecernos torpe o, cuando menos, elemental, pero conviene señalar que éste no es solamente un problema de composición y verismo, no es, estrictamente hablando, una cuestión de estilo, aunque se ponga de manifiesto en un estilo completo: agitación, abigarramiento e inventario son tres rasgos propios de la tradición cómica y el carácter grotesco que puede alcanzar semejante disposición de personajes y de acciones no es sino el resultado de la estricta aplicación de tales rasgos. En cualquier caso, no cabe duda de que al proceder de esta manera, Bruegel mira más al pasado de El Bosco y la estampa xilográfica que al futuro de sus propias obras, las que hará también con carácter cómico años después, en torno a 1567. Sí conviene señalar que a pasar de esa referencia al pasado ya encontramos aquí un gusto por la vida cotidiana, por la alegría de la vida que será posteriormente, con un lenguaje distinto, uno de los fundamentales de su arte."
  VALERIANO BOZAL. Triunfos, muerte y vida. Madrid: Abada (2010)



Proverbios flamencos, de Brueghel, 1559. (Berlín, Staatliche Musee zu Berlin; Gemäldegalerie)
La torre de Babel, de Brueghel, 1563. (Viena, Kunsthistorisches Museum)
Dulle Griet, de Brueghel, 1562. (Amberes, Museum Mayer van den Bergh)
Las hurracas en la horca, de Brueghel, 1568. (Darmstadt, Hessisches Landesmuseum)

El vino en la fiesta de San Martín, de Brueghel, 1565-1568. (Madrid, Museo Nacional del Prado)